miércoles, 12 de agosto de 2009

Hungría: Los magiares mágicos

Hungría será recordado por toda la historia como el primer ‘campeón sin corona’ de la Copa del Mundo. Su juego revolucionario y su racha de 33 partidos invictos que duró de 1950 a 1954, en el cual incluyó la medalla de oro en los olímpicos de Helsinki en 1952, les valió el apodo de ‘El equipo dorado’ (en húngaro Aranycsapat), los magiares mágicos, etc.

Dirigidos por el conocido promotor del comunismo Gustav Sebes, el equipo tenía una base medular que consistía en Gyula Grosics en la portería, un arquero que fue pionero en su tiempo del arquero líbero que jugaba su área como último defensa, Mihaly Lantos como el líder de la defensa, Jozsef Bozsik como medio escudo, Nandor Hidegkuti como el cerebro detrás de los delanteros (lo que conocemos hoy como el media punta) , Sandor Kocsis el maestro del aire en la delantera, Zoltan Czibor siendo el ala por izquierda, pero también el talento húngaro recaía en su mayor estrella: Ferenc Puskas.

Tácticamente su parado también era revolucionario, los antiguos equipos utilizaban a sólo un central para estar mano a mano con el centro delantero rival, pero el sístema húngaro, que se oponía al tradicional parado en forma de W optando por una forma en U permitiendo un fútbol mucho más fluido que abrumaba la defensa rival, esto sentando las bases para lo que 20 años más tarde conoceríamos como el fútbol total practicado por Holanda en el Mundial de 1974.

En 1952 lograron la medalla de oro olímpica con este equipo como base, pero por lo que quizás es mayor recordada la selección húngara, es por su serie de enfrentamientos con Inglaterra en 1953, donde jugarían a visita recíproca. En Wembley, los húngaros devastaron a los ingleses y les propinaron una de sus peores humillaciones en casa, masacrándolos por 6 goles a 3 y de paso, propinarles su primera derrota en casa frente a equipos de fuera de las íslas británicas. Inglaterra pagaría la visita en Budapest, llevándose una peor derrota que la que se llevaron en Londres: 7-1. Dicha derrota aún es la peor que se han llevado los ingleses.





También consiguieron la Copa de Europa Central, que iniciaba en 1948 y terminaría en 1953, y que se jugaría a visita recíproca con todos los participantes, que fueron Hungría, Italia, Checoslovaquia, Austria y Suiza, los húngaros la ganaron venciendo a los italianos en Roma por 3-0.

Para el mundial de Suiza en 1954, no quedaban dudas de que los húngaros serían el equipo a vencer para el resto de participantes, y quedaron encuadrados en el grupo de Corea del Sur, Alemania Federal y Turquía (sin embargo, el sistema de Suiza 54 sólo daba 2 partidos en la primera ronda, significando que no enfrentarían a uno de los rivales de grupo), donde enfrentarían primero a los asiáticos, propinándoles lo que hasta 1982 sería la peor goleada de la historia mundialista por 9-0. Su siguiente rival sería Alemania Federal, que jugó con 7 suplentes, los húngaros de la mano de 4 goles de Sandor Kocsis, vencerían escandalosamente a la Manschaft por 8-3, pero la victoria a la larga resultaría bastante costosa. Ferenc Puskas salió lesionado tras una artera entrada de Weiner Liebrich y no podría jugar hasta la gran final por lesión. ¿Hungría extrañaría a Puskas?

El juego de cuartos contra Brasil

En cuartos el rival era la selección de Brasil en Berna, lo también sería uno de los partidos más famosos de la historia por los motivos equivocados, ya que el partido fue marcado por tácticas violentas, patadas, golpes y agresiones, lo que le valió el denominativo de ‘la Batalla de Berna’. Hungría no resintió la ausencia de Puskas y se fueron arriba 2-0 al minuto 7, aunque Santos de penal acercaría a los cariocas antes del medio tiempo.

En el segundo tiempo Lantos restauró la ventaja de 2 goles húngara desde el manchón penal para que Brasil acortara a 3-2 5 minutos más tarde, ese quizás fue el detonante de la bronca, ya que casi después, tras una falta artera del brasileño Nilton Santos al contención Bozsik que contestó con un golpe y provocando una pelea de box entre ambos, saliendo expulsados. Didí estrelló un balón al travesaño y Djama Santos de Brasil desesperado fue a buscar a Czibor queriendo pelear. Con los cariocas desesperados, Czibor mandó un centro para que con la marca de la casa Kocsis venciera la resistencia del portero Castilho para el 4-2 final, pero la violencia no terminaría con el partido, ya que al final Puskas estando en la banca aparentemente agredió a un brasileño con una botella provocándole una cortada profunda (aunque cuentan las versiones que fue un aficionado y no Puskas quien lanzó la botella), lo que provocó que los cariocas fuesen al vestidor húngaro a buscar pelea y donde hubo zapatazos, botellas y demás. Sebes el DT húngaro salió con una cortada de 4 pulgadas. El rival sería Uruguay en semifinales, pero los húngaros también pagarían un precio alto por este capítulo, que también, dio origen al término ‘cámara húngara’ cuando hay connato de bronca.

La semifinal contra Uruguay

El disminuido equipo húngaro que se recuperaba de las heridas causadas por el hostil encuentro con Brasil ahora tenía otro problema más con la garra charrúa, el campeón defensor, pero los húngaros se fueron 2-0 arriba al iniciar el segundo tiempo, y con los charrúas, famosos por su estilo aguerrido y no dándose nunca por vencidos, empataron a 2 minutos del final, con Hohberg el anotador de ambos goles charrúas desmayándose después de anotar el gol del empate. En tiempo extra, los húngaros se impusieron con 2 goles de Sandor Kocsis para acceder a la final.

La final

El rival sería Alemania Federal, a la cual los húngaros vencieron 8-3 en la Primera Ronda aunque los alemanes utilizaron a 7 suplentes. Puskas esta vez jugó sin estar 100% recuperado, y las condiciones del clima en Berna no fueron favorables para los húngaros, ya que fue una tarde lluviosa que beneficiaba enteramente a los alemanes, en especial a su capitán Fritz Walter que era famoso por jugar mejor bajo esas condiciones.

Sin embargo, el partido comenzó bien para los húngaros y en 5 minutos ya estaban arriba 2-0. Alemania tenía que remontar, pero con el antecedente de ese 8-3 se veía difícil. Pero Alemania contaba con la ventaja de que llegaban más descansados y enteros que los húngaros que no terminaban de reponerse de la batalla contra Brasil y Uruguay. Max Morlock acercó a los alemanes al minuto 10 y Helmut Rahn, que había comenzado el torneo como suplente anotó el empate para los teutones, y con los porteros Turek y Grosics sacando balones de sus porterías para llevar al mediotiempo el empate.

En la segunda parte, se vio a Hungría tirando una y otra vez, topándose con el arquero alemán Toni Turek que tuvo una actuación sobresaliente y una estoica defensa germana, pero Alemania también con oportunidades en el arco de Grosics que tampoco pudieron aprovechar. Hungría acercó el fuego y estrelló 2 balones a los postes, hasta que Helmut Rahn, el anotador del segundo gol alemán, se topó con un balón cerca del área húngara, se quitó a un defensa y tirando con su pierna izquierda (que era la más débil) para poder engañar a un defensor, sacó un cañonazo potente, donde Grosics se tiró como si su vida dependiese de ello pero no fue suficiente para llegar al balón que acabó entrando al rincón y sacudiendo la red para darle a Alemania el 3-2 parcial. A Hungría le faltaban 6 minutos para lograr empatar y forzar tiempos extras, y Puskas anotó un gol que fue polémicamente invalidado por el inglés Ling.

Hungría perdió la final y con ello su racha de 33 partidos sin perder, lo que fue el principio del fin para la selección húngara, jamás jugaron juntos después de esa final perdida y con jugadores como Puskas, Czibor y Kocsis que se quedaron en Europa Occidental tras la revolución húngara en 1956, con Puskas incluso jugando para España en el mundial del 62.

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